EL TORCAL DE ANTEQUERA



UN PAISAJE EXTRAÑO Y FASCINANTE


Situado en los términos municipales de Antequera y Villanueva de la Concepción, en la provincia de Málaga, se trata de un paraje natural de 1.171 hectáreas. Se lo conoce por las caprichosas formas que los diversos agentes erosivos han ido modelando en sus rocas calizas, constituyendo un destacado ejemplo de impresionante paisaje kárstico.
Este paisaje completamente natural se encuentra concretamente elevado por encima de la ciudad de Antequera y en el arco calizo de las sierras subbéticas, constituyendo una de las mejores y más espectaculares demostraciones de relieve kárstico. Toma su nombre de sus formas más comunes y conocidas, las torcas o dolinas, pequeñas depresiones circulares de fondo plano que se van rellenando con los residuos más resistentes a la actividad erosiva del agua, arcilla de descalificación también denominada terra rossa por su color rojo.
Debido a la rareza y magnificencia de sus extrañas formaciones, el Torcal de Antequera ofrece un paisaje impresionante considerado único en el mundo, hecho que ha servido en innumerables ocasiones de escenario a películas de ciencia ficción, pues en su laberíntica estructura de torcas, pasillos, cuevas y simas (como Toro y Marinaleda), descansos y desfiladeros, cuyo mejor exponente es el Tornillo de El Torcal, es fácil que el caminante se pierda. El aspecto calizo de la composición de su terreno lo hace fácilmente sensible a la erosión por agentes climatológicos, como la lluvia o el viento.

ORÍGENES Y CARACTERÍSTICAS GEOLÓGICAS
Sus orígenes se remontan a la Era Secundaria o Mesozoica, más concretamente al periodo Jurásico. Por aquel entonces la zona constituía un alargado pasillo marítimo que comunicaba, desde el golfo de Cádiz hasta Alicante, los primitivos océano Atlántico y mar Mediterráneo. Durante la Orogenia Alina, en la Era Terciaria o Cenozoica, se produjo el levantamiento de los sedimentos calizos depositados en el fondo de este brazo oceánico, dando lugar a sierras, cuyas cumbres adoptaron, con frecuencia, extrañas formas.
El Torcal está constituido por rocas calizas de tres tipos: colíticas, brechoides y clásticas. Todas ellas tuvieron su origen en el fondo marino durante el periodo Jurásico, hace entre 250 y 150 millones de años.
Los sedimentos acumulados en el fondo del mar se agregaban mediante la acción cementadora de las sales y precipitados de la disolución marina. Luego, estos sedimentos fueron levantados a más de mil metros sobre el nivel del mar por fuerzas tectónicas. Más tarde, una serie de fracturas generaron grietas (diaclasas) y sistemas de fallas que se entrecortan en ángulo recto; la erosión y hundimiento de dichas grietas ha producido lo que llamamos en la actualidad callejones o corredores. A partir de este momento el conjunto quedó sometido a un proceso de erosión característico, el modelado kárstico.
La fractura de la roca por la acción de la cuña que supone el agua que absorbe la roca y se hiela por la acción del frío, junto con la disolución diferencial de las distintas calizas por el efecto ácido del CO2 atmosférico presente en el agua de lluvia, han moldeado multitud de formas en las rocas.
Esta cuña de hielo ha esculpido singularidades rocosas, generando una completa colección de piezas naturales a las que se les pueden atribuir semejanzas con formas de la vida cotidiana: “el tornillo”, “el sombrerillo”, “el adelantado”, “el ataúd”, “los prismáticos”, “el cáliz”, “el dado”, etc. Además, la disolución de las rocas a nivel superficial da lugar a lo que se conoce como lenar o lapiaz, terrenos rocosos donde es difícil el tránsito a pie.

FORMAS SUBTERRÁNEAS
Como todos los macizos calizos, el Torcal de Antequera presenta una enorme riqueza en simas, cuevas y otras formas subterráneas de las cuales se han explorado hasta la fecha algo más de un centenar. Abundan las simas de carácter vertical que alcanzan hasta un máximo de 225 metros de profundidad (Sima de la Unión). Son además populares la Sima Azul (-115 metros), Sima de la Mujer (-90 metros), la del Navazo Verde y la Sima Rasca. Otras de carácter horizontal son de gran importancia histórica como la Cueva del Toro y la de Marinaleda, que albergan interesantes yacimientos prehistóricos. La del Toro conserva evidencias estratigráficas de ocupación como hábitat desde los orígenes del Neolítico, hasta una Edad del Cobre avanzada. En la de Marinaleda, por contra parece más bien que se empleó como enterramiento secundario. El origen de todas estas cavidades se relaciona igualmente con procesos kársticos de disolución y ensanche de las calizas, tanto aéreas como subterráneas, por la acción del agua de lluvia.

AMPLIA RIQUEZA DE FLORA Y FAUNA
Este medio de gran belleza y apariencia inhóspita contiene además de una variada vegetación con algunas especies exclusivas. En su paisaje, encinas, quejigos, serbales o arces, se entremezclan con plantas adaptadas a vivir en las fisuras de las rocas. Es la llamada vegetación rupícola y, el Torcal Bajo, es el lugar idóneo para conocerla.
Las comunidades vegetales de mayor importancia botánica dentro del paraje natural son las rupícolas, adaptadas a las fisuras y grietas de las rocas, con plantas muchas de ellas endémicas. Las especies rupícolas más representativas son Linaria anticaria, Saxifraga biternata, Linaria oblongifolia, Viola Demetria… entre otras muchas.
La arboleda que presenta es la típica de montaña, donde predomina el arce, el sauco, quejigo, majuelo, endrino y encinares de escasa altura, con un sotobosque formado en su mayoría por matorrales como matagallo, tomilla, candilera, yedra común, y muy abundante, helecho, musgo, peonia y lirio.
Uno de los valores más notables de la fauna del Torcal, es la riqueza de aves que soporta, hecho que le ha valido para su declaración como zona de especial protección a las aves. Los buitres leonados suelen ser asiduos del Torcal. Otras aves de interés presentes son a collalba negra y rubia, búho real, mochuelo, cernícalo vulgar, avión roquero, chova piquirroja y numerosas aves de pequeño tamaño.
Entre los reptiles hay presencia de lagarto ocelado, lagartija colilarga e ibérica, culebra de escalera, culebra bastarda y víbora hocicuda, mientras que entre los mamíferos se cuenta con el topillo, zorro, tejón, comadreja, conejo y algunos ejemplares de cabra hispánica.
Junto a esta zona del Torcal Bajo, el mirador de las Ventanillas se asoma al valle del río Campanillas, ofreciendo bellas panorámicas de su paisaje y de la localidad de Villanueva de la Concepción.

INSTALACIONES PARA VISITANTES
A El Torcal se puede acceder en vehículo desde Antequera y Villanueva de la Concepción, encontrándose entre ambas poblaciones. El acceso se halla en el kilómetro 42 de la carretera A-7075. El centro de visitantes Torcal Alto cuenta con un área interpretativa, observatorio astronómico, aseos, tienda y restaurante, con dos aparcamientos, uno a la entrada del Paraje Natural y otro junto al Centro de Visitantes.
Del mismo modo, el Paraje Natural cuenta con tres senderos de uso para visitantes:
RUTA NARANJA o de acceso. Recorrido de 3,5 kilómetros en los dos aparcamientos, el inferior y el superior, permitiendo al visitante acceder al Paraje Natural.
RUTA AMARILLA. Con inicio y fin en el Centro de Visitantes, recorre 3 kilómetros por el Torcal Alto, con tramos panorámicos y otros estrechos, húmedos y ricos en vegetación.
RUTA VERDE. En realidad se trata de un atajo de la Ruta Amarilla, siendo su recorrido total de 1,5 kilómetros. Perfecto para recorrer con niños y tener una primera impresión del Paraje Natural.
El Centro de Visitantes organiza actividades, rutas y visitas fuera de los senderos de uso público.
El Torcal de Antequera está declarado Paraje Natural Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

ANTEQUERA
Esta ciudad malagueña está situada al norte de su provincia y es el centro de la comarca que lleva su nombre.
Se encuentra en un enclave geográfico estratégico por estar situado en el centro de Andalucía, donde confluyen las principales vías que comunican Málaga con Córdoba y Granada con Sevilla, las cuatro mayores ciudades de la comunidad autónoma.
Antequera se encuentra a 45 kilómetros de Málaga y a 115 de Córdoba, con las que está comunicada por tren de alta velocidad y autovías.
Su nombre tiene origen en Anticaria, la antigua denominación romana, luego fue Antaquira en árabe, aunque varios yacimientos repartidos por el término municipal atestiguan que la zona estuvo habitada desde hace más de 6.000 años.
El impresionante espacio natural del Torcal, junto con los dólmenes Menga, Viera y El Romeral, además de la Peña de los Enamorados, conforman el llamado Sitio de los Dólmenes de Antequera.
El clima de esta ciudad es de tipo mediterráneo, si bien, el efecto barrera de la Cordillera Antequerana provoca una tendencia reduciendo la influencia del mar, mientras que la presencia de grandes espacios abiertos al norte, incrementa los flujos de viento de esta dirección. Así, los veranos son largos y calurosos y durante los inviernos las heladas son frecuentes.
Por lo que respecta a su hidrografía, el único río de importancia de Antequera es el Guadalhorce. La red hidrográfica de la vega ha sido muy alterada por obras de canalización para la agricultura y la desecación de zonas endorreicas. Casi todo el municipio pertenece a la cuenca del Guadalhorce, excepto algunas pequeñas zonas del norte que vierten a la cuenca del río Genil, y del sur, que lo hacen a las cuencas de los ríos Campanillas y Guadalmedina.
La población es de alrededor de 42.000 habitantes.

UN RETAZO DE HISTORIA
A partir de la conquista de Granada en 1492 la ciudad de Antequera comenzó a transformarse y a extenderse fuera de las murallas, aumentando su población al calor de sus fértiles tierras y a la ausencia de enemigos. Bajo el dominio castellano, la ciudad siguió siendo un importante centro comercial debido a su ubicación, su floreciente agricultura y a la labor de sus artesanos, que contribuyeron en el crecimiento cultural.
En el año 1500, los Reyes Católicos concedieron licencia a la ciudad para que ésta cediera 700 varas de terreno en las que poder erigir un monasterio bajo la advocación de San Zoilo, por los frailes de la Observancia de San Francisco. Además, los mismos reyes fundaron la Real Colegiata de Santa María la Mayor, que desde aquel momento se convirtió en el referente cultural antequerano.
Pero fue durante los siglos XVI y XVII cuando la ciudad experimentó un mayor crecimiento demográfico, llegando a ser una de las ciudades comerciales más relevantes de Andalucía, debido principalmente a su ubicación como encrucijada de algunas de las principales rutas comerciales.
En el siglo XVIII fue cuando la ciudad alcanzó su mejor momento. Se transformó y numerosas congregaciones religiosas se asentaron en la ciudad y construyeron numerosas casas, capillas e iglesias, hasta convertir Antequera en un auténtico enclave conventual. La nobleza también realizó encargos de nuevos palacios y surgió entonces una importante actividad artística destinada a nutrir, no sólo los numerosos conventos y palacios antequeranos, sino también los de poblaciones vecinas y de otras provincias.
El siglo XIX se caracterizó por la pérdida de población debido a las epidemias y la entrada en escena de una incipiente burguesía que buscó en el sector textil y lanero, alternativas a la agricultura y a los oficios en decadencia. En 1810 la ciudad volvió a ser tomada, esta vez por las tropas francesas, que fueron expulsadas dos años más tarde. El desembarco de la era industrial, hizo que sus productos pudiesen ser comercializados en toda España, siendo muy famosas y valoradas las mantas antequeranas.

UN AMPLIO PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO
Antequera alberga un extenso patrimonio artístico compuesto por más de medio centenar de edificios religiosos y civiles, así como numerosos yacimientos arqueológicos.
Declarada Monumento Nacional, la Real Colegiata de Santa María la Mayor es una obra de transición entre el gótico tardío y el Renacimiento. Fue construida entre 1514 y 1550 y tiene el honor de ser el primer templo que se concibió dentro del estilo renacentista en Andalucía. Destacan sus columnas jónicas y su artesonado mudéjar, así como la bóveda gótico-mudéjar del altar mayor. La fachada de sillería fue construida con piedras procedentes de los restos de Singilia Barba.
La otra Real Colegiata de Antequera, la de San Sebastián, fue construida a partir de 1548, aunque posteriormente sufrió varias alteraciones por lo que en la actualidad presenta una mezcla de estilos; renacentistas y plateresco en la fachada, barroco en la torre campanario y neoclásico en partes del interior.
Los conventos de interés son numerosos. El actual Convento de Madre de Dios de Monteagudo fue levantado entre los años 1747y 1761 sobre un antiguo convento derruido a causa de un incendio. El proyecto correspondió al alarife Cristóbal García, quien consiguió dotar al interior de una sensación de movimiento conjugando superficies cóncavas con bóvedas en casquetes y otros elementos. Su torre está considerada como uno de los ejemplos más bellos del barroco andaluz.
A destacar asimismo los conventos de Belén de principios del siglo XVII, el convento de la Victoria y el de la Encarnación. Del mismo modo cabe poner de relieve los conventos de San Agustín y el de la Trinidad. También del siglo XVII datan el convento de los Remedios, el de Santo Domingo y el de la Magdalena.
Al siglo XVIII pertenecen otros tres conventos: el de San José, el de las Catalinas y el de Santa Eufemia.
Por último cabe destacar el Real Monasterio de San Zoilo, fundado por los Reyes Católicos en 1500.
Por lo que hace referencia a las iglesias sobresalen las de San Pedro, Santa María de Jesús y San Juan Bautista, sin por ello olvidar a la iglesia de Santiago y la del Carmen, amén de una serie de ermitas y capillas, como la de la Virgen del Socorro, también llamada Capilla del Portichuelo.

LA MAJESTUOSA ALCAZABA
Entre la arquitectura civil la Alcazaba de Antequera es el conjunto más destacado de la antigua medina islámica. Ocupa el cerro y tiene planta rectangular y dos torres, de las cuales la mayor es la del Homenaje.
Esta Torre del Homenaje tiene planta angular y está considerada como la de mayor anchura de las musulmanas andaluzas, a excepción de la Calahorra de Gibraltar. Se corona la torre antequerana con un templete-campanario construido en 1582 para colocar la campana y el reloj de la ciudad.
La Torre Blanca, unida a la anterior por un lienzo de murallas reforzado por dos contrafuertes, sorprende por la perfecta ejecución de su fábrica de sillería. Tiene dos plantas sobre la altura del adarve y sus diferentes estancias se cubren con distintos tipos de bóveda de ladrillo. El interior se ilumina con troneras y ventanas en arco de herradura. Dentro de lo que llamamos anillo de medina construido en el siglo XIV para dar cobijo a los musulmanes expulsados por la conquista castellana. Del resto de la cerca amurallada aún se conservan el postigo y la Torre Albarrana de la Estrella, junto a los lienzos de murallas recuperados de la plaza del Carmen y la llamada Puerta del Agua, que en realidad es un portillo junto a otra torre albarrana.
La Torre Torcida, desembarazada en la actualidad de las edificaciones que la ocultaban, era también una torre albarrana cilíndrica a la que le falta el arco de comunicación con la muralla.
Otros edificios civiles notorios son: el Pósito, antiguo almacén de trigo del siglo XVII; el Hospital de San Juan de Dios, construido en la segunda mitad del siglo XVIII y el Palacio Consistorial.
Mención aparte merecen los numerosos ejemplos de arquitectura residencial palaciega que se conservan en la ciudad, tales como el Palacio de los marqueses de la Peña de los Enamorados, del siglo XVI; el Palacio del marqués de Villadarias, el Palacio de Nájera, la Casa de los Colarte, la Casa del conde de Pinofiel… y tantos otros de interesante valor artístico.
Finalmente, hay que dejar constancia de las diversas Puertas Monumentales: el Arco de los Gigantes construido en 1585; la Puerta de Málaga situada en la muralla de la Alcazaba; la Puerta de Estepa, que fue reconstruida en 1998 y la Puerta de Granada erigida en 1748 aunque ha sufrido diversas modificaciones posteriores.
El Torcal de Antequera merece, sin duda, una detenida visita por su extraño y fascinante paisaje natural, y de camino vale la pena aproximarse hasta la ciudad de Antequera, dada su rica y amplia riqueza arquitectónica cargada de siglos de historia.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)