GRAN CAÑÓN DEL COLORADO

UNA MARAVILLA NATURAL Y SALVAJE



Una desmesura de la naturaleza, asombrosa por la altura de sus montañas, el abismo cromático de sus desfiladeros, sus cielos de zafiro y el blanco y rojo de sus cálidos desiertos. El Gran Cañón, Monument Valley, Sedona y los picos interminables de las Montañas Rocosas… se extienden a lo largo y ancho de la mítica Arizona. Territorio de los indios navajos.

El amanecer y el ocaso son muy especiales en esta tierra. Conos y pináculos emergen lentamente del púrpura de los huecos a medida que el sol asciende más y más hacia el cielo. Durante todo el día, las cambiantes condiciones de la luz alteran de forma extraordinaria el panorama visual. Y después, al llegar el crepúsculo en el oeste, una vibrante y enorme pincelada multicolor señala el fin de una jornada más.
Su grandiosidad ha convertido hoy estas regiones en lugares de indudable cita para cualquier viajero ávido de sensaciones. Los relatos de muchos novelistas y, por supuesto, el fantástico mundo del cine, han contribuido a dar a conocer aún más, si cabe, estos extraordinarios parajes transformados en atractivo destino.
Arizona tiene distintas zonas geográficas. Áridos altiplanos dominan el noreste del estado. Estos altiplanos se desplazan hacia las elevaciones montañosas de la región central, donde la erosión natural de los ríos ha tallado durante siglos espectaculares cañones y formaciones de roca. Por su parte, el terreno montañoso se convierte en la parte sudoeste en extensas llanuras desérticas.
Arizona limita al sur con la República de México, con los estados de Utah y Nevada al norte, California al oeste y Nuevo México al este.
Característico de este estado es su aire limpio y seco, así como las temperaturas cálidas durante todo el año. Mientras que en invierno promedian los 12º, en verano se pueden superar los 45º. El clima soleado y la ausencia de humedad son factores esenciales de la fama de Arizona como objetivo vacacional. El desierto convertido en exuberante oasis recreativo atrae, sin duda, a los viajeros que huyen de los rigurosos inviernos del norte.

GRAN CAÑÓN
Adentrarse en el Gran Cañón es tanto como hacerlo en un mundo fascinante, en un sueño multicolor en el que los contrastes de luz y paisaje juegan un papel determinante y donde contemplar sus maravillas naturales, ya de por sí supone adquirir una interesante experiencia.
Imposible definir con simples palabras, dado que es demasiado bello para poder ser resumido en simples conceptos. Fueron necesarios millones de años para crear este mundo pétreo y abismal en el que se disparan los adjetivos superlativos. En el interior de la inmensa falla hay simas realmente aterradoras, precipicios, crestas escarpadas, gigantescas fortificaciones de arenisca, caliza, cuarzo y pizarra, desfiladeros que no parecen tener fin y cuyos colores cambian a cada instante con la luz del sol.
Situado al norte de Arizona, cerca de Flagstaff, este Parque Nacional es mucho más grande y espectacular de lo que el visitante pueda llegar a imaginar. El cañón se extiende a lo largo de 360 kilómetros y tiene en determinados tramos hasta 16 kilómetros de ancho, con una profundidad superior a los 1.700 metros. Sus sedimentos en amarillo, rojo verde, magenta y oro, narran la historia de la Tierra en estratos abiertos de roca con más de dos mil millones de años de antigüedad y fascinantes escenarios.
En la lejanía, el caudaloso río Colorado semeja un hilo de plata que serpentea a través del Cañón. Su fuerza ha abierto esta inmensa garganta, una brecha gigantesca que parece dirigirse a las entrañas de la misma Tierra.
El sendero Bright Angel desciende de la posada del mismo nombre, en la orilla sur del cañón, hasta el río Colorado, 1.360 metros más abajo. A su vez, el sendero South Kaibab es una empinada cuesta de diez kilómetros que da a un puente suspendido sobre el río. Durante el verano hay ascensos con guía hacia Cedar Ridge.
South Rim Nature Trail es más fácil y adecuado recorrerlo a pie. Aunque a lomos de mulas también se aprecia en toda su grandeza el espectáculo del Gran Cañón -este tipo de transporte está disponible en las orillas sur y norte-. Incluso pueden hacerse reservas para dos días, en cuyo caso se pernocta en Phantom Ranch, en el fondo del mismo cañón.
En la parte superior, en la misma orilla del cañón, existen miradores que ofrecen hermosas panorámicas de los mutantes colores y los impresionantes desfiladeros. Ni siquiera la fotografía es capaz de reproducir fielmente semejante sinfonía cromática. Desde uno de ellos, el llamado Watchtower, se domina todo el cañón del río Colorado, el Desierto Pintado y Kaibab Nacional Forest.
En Las Ruinas y el Museo Tusayan se muestra el desarrollo del primer hombre que habitó el cañón. Es un antiquísimo pueblo indio.
Las orillas norte y sur son las principales áreas de alojamiento, paseos y actividades dentro del parque. La orilla sur es más accesible que la norte a los automóviles y las excursiones en autobús. En ella también está Grand Canyon Village, un centro con diversas instalaciones para información, alojamientos, tiendas y otros senderos.

MONUMENT VALLEY
Es el territorio por excelencia de la tribu navajo y buena parte de su reserva la conforma este parque nacional. Todos los visitantes son bienvenidos, pero siempre respetando los derechos de quienes fueron sus pobladores desde hace siglos. Sus magníficos panoramas y escenarios han sido popularizados por las películas y series de televisión del Oeste americano. Sus monolitos se alzan abruptamente a trescientos metros sobre el piso del valle, donde los navajos pastorean ovejas como lo hacían sus ancestros.
Recorriendo los largos y polvorientos caminos que desde cualquier parte llegan hasta aquí, a través de de cientos de kilómetros del mítico Oeste, se tiene la extraña sensación de encontrarse con un paisaje que no es desconocido.
El secreto del espectacular Monument Valley surge también del reencuentro con viejas emociones. El viajero se sumerge en las estereotipadas imágenes que se almacenan en su memoria, sorprendido y, que duda cabe, desolado por la inmensidad de los espacios reales que se ofrecen ante la vista. Los cielos, limpios e inmensos, las mesas -características elevaciones de abruptas paredes verticales y cimas planas-, el ambiente enrarecido y, por supuesto, los auténticos indios, los navajos, sus pobladores de siempre.
Los gigantescos monolitos de roca son monumentos eternos al milagro de la creación y su excepcional formación se debe a la labor de la naturaleza a lo largo de millones de años. Viene a ser el compendio, la historia de la lenta erosión por las lluvias y las fuertes sequías, de heladas penetrantes, terremotos y erupciones volcánicas.
Una cuarta parte del estado de Arizona está destinada a salvaguardar el modo de vida de los indios navajos. Un lugar donde el hombre se siente empequeñecido ante la inmensidad del paisaje, ante lo infinito de la nada, donde el cielo y la tierra parecen juntarse en la línea del horizonte.
En el valle se han encontrado más de un centenar de ruinas que datan de 1.300 a.C. y objetos que atestiguan que varios pueblos encontraron la forma de sobrevivir en esta tierra árida. Para ello establecieron granjas que se alimentaban con un peculiar sistema de irrigación, aprovechando las escasas lluvias para sus plantaciones de maíz.
Si aislamiento a través de los siglos ha contribuido a la conservación de este monumento natural. Fue aquí, en Monument Valley, donde se rodaron las más importantes escenas de películas célebres como La diligencia.
La entrada a este parque, se encuentra a 40 kilómetros de Kayenta, el núcleo urbano más próximo.
El itinerario más recomendado está determinado por la Valley Drive. Se trata de una pista de tierra de unos 30 kilómetros de longitud, que conduce a once puntos panorámicos, todos ellos merecedores de una parada. Entre ellos destacan el famoso Mittens, el Tótem Pole, Tres Hermanas, John Ford’s Point y The Thumb.

OTROS LUGARES DE INTERÉS
Dos enormes áreas recreativas se hallan en la frontera de Arizona. En Glen Canyon Nacional Recreation Área está el gigantesco lago Powell con 3.100 kilómetros de orilla, 96 cañones, numerosas ensenadas y cavernas, además de formaciones de rocas, islas, ruinas indias, pictografías y petroglifos.
Glen Canyon ofrece gran variedad de opciones de pesca, vela y otras actividades al aire libre. La agradable temperatura de mediados de mayo a octubre es ideal para el esquí acuático y practicar kayak. Se ubica cerca de la población de Page. Al norte, el lago Powell sigue extendiéndose dentro del estado vecino de Utah y precisamente el río Colorado se alimenta de sus aguas.
El Monumento Nacional Montezuma Castle es un acantilado con una prehistórica morada india de hace casi un milenio. A catorce metros sobre el valle, el “castillo” de cinco pisos y 20 salones es en su tipo uno de los mejor preservados. Está a 161 kilómetros al norte de Phoenix. 
Los acantilados de un rojo profundo del entorno de Sedona (otro enclave maravilloso y muy a tener en cuenta) le confieren a la ciudad un marco único. Se halla a 192 kilómetros al norte de la capital.
Por su parte, el Monumento Nacional Cañón de Chelly está dedicado al remoto pueblo que misteriosamente dejó sus moradas en los acantilados en el siglo XIV de nuestra Era. Está formado por tres profundas gargantas que se extienden hasta 56 kilómetros y formaciones de rocas que se elevan a cerca de 300 metros. Varias ruinas importantes reciben el reflejo del sol de los muros rojos de piedra arenisca, llenos de antiguas señales indias.
El Área Recreativa Nacional del Lago Mead es el lago artificial más grande de Estados Unidos. Está ubicado a lo largo de 185 kilómetros del río Colorado. El desierto y las montañas rodean al lago, que se encuentra curiosamente más próximo a Las Vegas (en el vecino estado de Nevada) que a la capital de Arizona.
Cerca de la frontera con Nuevo México se halla el Desierto Pintado del Parque Nacional Bosque Petrificado de 37.000 hectáreas. Tiene troncos petrificados de millones de años. Enterrados bajo cenizas volcánicas, la acción del agua y los minerales tiñeron los troncos con hermosas tonalidades iridiscentes. El Puente de Ágata es un gran tronco petrificado de 34 metros y Newspaper Rock contiene petroglifos indios.

PHOENIX
La capital es como un oasis en el desierto, el contraste máximo de Arizona, el punto de llegada al estado para desplazarse a los parques nacionales.
Su modernidad no tiene nada que ver con todo aquello que puede contemplarse tan pronto se abandona su núcleo urbano.
La capital estatal ofrece un amplio abanico de museos, galerías y tiendas.
Aunque no se trata de Los Ángeles, la ciudad de Phoenix cuenta con una red importante de autopistas que permite desplazamientos a cualquier parte

TUCSON Y TOMBSTONE
Es la segunda ciudad más grande de Arizona, está a 185 kilómetros al sudeste de Phoenix. Fundada en 1692 por un sacerdote jesuita español, figura entre las ciudades más antiguas de Estados Unidos.
Entre las atracciones más interesantes destaca el Monumento Nacional Saguaro, conocido por sus cactus gigantes que pueden llegar a crecer hasta 15 metros y tienen una vida de doscientos años.
El Viejo Tucson es un parque donde los paseos en diligencia, coches antiguos, tren y la mina Old Door reviven el viejo Oeste. Se escenifican pasajes de la vida en estos lugares y que tanto ha popularizado el mundo del cine.
El Museo Arizona Sonora Desert exhibe la vida animal y floral del vasto desierto de Sonora. Hay que ver sus cavernas bajo tierra, dioramas, muestras de especies nativas del área, etc.
Interesante una visita a la antigua Misión San Xavier del Bac, también conocida como La Blanca Paloma del Desierto, Es un ejemplo de la arquitectura española en Tucson, no en balde se trata de un edificio construido por la orden franciscana en el siglo XVIII.
Más al sur y cerca de la frontera con la República de México, Tombstone es uno de los pueblos más conocidos del viejo Oeste americano. Fue fundado en 1877 como aldea minera, siendo aquí donde tuvo lugar el famoso duelo entre Wyatt Earp y los Clanton en O.K. Corral.
Interesante también la Iglesia Episcopal St. Paul.

TIERRA DE INDIOS NAVAJOS
Antes eran los dueños de las inmensas praderas por las que vagaban en libertad, a lomos de sus caballos y cazando bisontes. Ahora deben conformarse con las pequeñas reservas en las que el hombre blanco les ha confinado. La mayoría son reacios a aceptar la modernidad y se esfuerzan en no olvidar su cultura ancestral. Aman la naturaleza hasta un punto que ningún occidental podría comprender nunca. La tierra es sagrada para ellos.
Tuvieron que designar con 12 oscars a la película “Bailando con lobos” para que los espectadores de todo el mundo recordasen que aún existen indios en Norteamérica.
Gran parte de Arizona sigue siendo tierra india. Los navajos, la tribu mayor de Estados Unidos, viven aquí en las reservas. El Museo Navajo Tribal en Window Rock preserva la historia, arte y cultura de los navajos.
Los navajos, como los apaches, sioux, creeks, mohawks, cherokees, arapahoes, shoshones, comanches, kiowas, crows y tantos otros, fueron los pobladores de estas tierras y ahora, recluidos en las reservas, tratan de celebrar sus ritos como lo hicieron siempre. Recurren a sus brujos para curar enfermedades, temen a los espíritus de los muertos y también celebran sus fiestas multicolores. Sólo los hatali, los brujos de las tribus, tienen derecho a revelar los nombres indios de los lugares sagrados. Por citar un ejemplo, los guías de Monument Valley desconocen estos nombres y por eso deben inventarse otros que no corresponden a la realidad para explicarlos a los visitantes.
Sin lugar a ningún género de dudas, a través del Gran Cañón, Sedona o el Monument Valley, al viajero de inmediato le vienen a la mente los nombres de Caballo Loco, Toro Sentado, Gerónimo, Cochise, Nube Roja… personajes legendarios que marcaron la historia de estas tierras.
Cualquier tipo de desplazamiento por estos parajes ofrece unas imágenes increíbles y una sensación de difícil descripción ante la inmensidad natural. Viajar hasta estos singulares enclaves de Arizona supone una auténtica aventura.

(Ver interesante colección gráfica de este reportaje en GALERIA DE FOTOS)